"Para mí el Radicalismo sigue siendo lo más serio que hemos tenido los argentinos, lo más honesto".

ERNESTO SABATO, en entrevista a Revista Veintidós, 22 - 6 - 2000, pág.39

 

Radicalismo

El propio nombre de la Unión Cívica Radical cifra mejor que toda otra fórmula, cuanto debe ser la norma de nuestro partido.

UNIÓN, quiere decir organización, disciplina, jerarquía, concordia y solidaridad.

CÍVICA, quiere decir ideal patriótico, desinterés personal y conciencia histórica.

RADICAL, quiere decir milicia intransigente y programa de hondas reformas democráticas.

Por consiguiente, no sirve bien a la Unión Cívica Radical, aunque la invoque con fervor, el afiliado que ignora el significado de esas palabras o el que olvidándolo, falsea su divisa de Unión en cismas irreflexivos, y de Civismo en impaciencias utilitarias, y de Radicalismo en transacciones oportunistas.

Buenos Aires, Diciembre de 1941.

Dr. RICARDO ROJAS

Discurso del presidente Fernando De la Rúa en Suecia, sobre el holocausto nazi (2000)

RADICALISMO EN LA WEB

La división del Radicalismo

FORO DE DEBATE DEL RADICALISMO


 

"No es el Radicalismo un simple partido, como no pudo serlo el gran ideal congregante que reunió a los grandes patriotas que fundaron Nuestra Nación y las Naciones hermanas en la lucha por la Independencia. Es una fuerza de la Historia Nacional y continental que concibe la República como idea moral y que brega por darle constitucionalidad a la independencia, por dar a la Nación bases firmes, morales, espirituales, políticas para su desarrollo auténtico. Su programa es una suma de programas y una contínua lucha principista que aspira introducir la autoridad moral en el sistema de la política con la preocupación, ante todo, del alma del hombre argentino.

Gabriel Del Mazo 'El radicalismo, ensayo sobre su historia y doctrina', Bs As, Gure. 1957.

 

"Tenemos los radicales una historia de un siglo, a la que hemos de recurrir no para alimentar un necio triunfalismo, pero si para darnos cuenta humilde y realista, que cien años de inclaudicable conducta cívica son muchos en la vida de un pueblo con algo más de centuria y media de libertad política. No cae tan fácil un árbol con raíces tan viejas y profundas". RAÚL ALFONSÍN.

YRIGOYEN

LOS RADICALES

Por Félix Luna
Tener un partido como la UCR es un lujo. Ningún país de América latina y muy pocos en el mundo pueden jactarse de contar, dentro de su espectro político, con un partido cuya antigüedad de más de cien años exhiba una continuidad tan impresionante. Una fuerza así, que ha sido mayoritaria otrora y todavía atesora un significativo caudal de voluntades, que practica una cierta democracia interna y está organizado hasta en el último pueblo del país, constituye un importantísimo factor de estabilidad institucional y un canal insustituible de pacíficas transferencias de valores políticos. En su momento, el radicalismo planteó un objetivo nacional de máxima prioridad -la soberanía popular a través del voto-, aceleró una profunda transformación de la realidad política y social argentina, y marcó rumbos trascendentes a través de los gobiernos de Yrigoyen. En 1946 comprobó con dolorida sorpresa que le habían hurtado esa virtud mayoritaria que era, desde 1916, el valor más estimulante de su espíritu: en realidad, estaba pagando los errores y pecados de la década anterior, cuando su conducción aceptó convertirse en cómplice vergonzante del régimen concordancista. A partir de 1946 empieza la rectificación manejada por el Movimiento de Intransigencia y Renovación, que transforma la fisonomía y el contenido del viejo partido de Alem. Y aquí empieza su gloria y su drama.

 

"Para los radicales el pueblo no es algo que se mire, se valore y se proteja como exterioridad; el pueblo somos nosotros mismos, esa totalidad que sufre y sueña, que protagoniza su quehacer y su destino en cuya entraña sentimos, pensamos y vivimos, sin retacear problemas colectivos. Nunca aprendimos a trepar para contemplarlo desde arriba y dejarle caer frases tutelares, sentimientos de amparo y protección. El pueblo es para nosotros, sujeto de la contingencia creadora en cuyo nudo dramático estamos todos apretados, y no objeto de una terapéutica concebida desde observatorios, formulada desde gabinetes, engendrada, en suma, fuera de su matriz histórica. Lo que no haga el pueblo no se hará por él; lo que el pueblo no diga no se dirá por su cuenta..." (Ricardo Balbín, declaración en Radio El Mundo, 15 de febrero de 1957)

 

"El radicalismo tiene que volver a sus fuentes, que siempre estuvieron amparadas por lo que Yrigoyen define como su idea moral. El partido puede cambiar su esencia sobre la base de la frustración y los desengaños. Se hizo muy fuerte la defensa de sus ideales, tuvo casi un sentido religioso. Por ello los radicales nos llamamos correligionarios, participantes de una verdadera religión, que es la religión de la ética, de la política limpia, de la política moral. El radicalismo tiene esos principios como base fundamental"

Dr. ANSELMO MARINI,

Ex Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, amigo de Ricardo Balbín.


La historia del escudo radical

 

Don Anselmo Marini: Dr. Anselmo Marini

todo un símbolo de la ética política

Nota del diario 'El Día', La Plata (Buenos Aires) Argentina, 15 de febrero de 2002.

Murió ayer, a los 95 años, Anselmo Marini. Fue un político de raza y un ejemplo de ética, moral y de profunda vocación de servicio, valores que encarnó hasta los últimos momentos de su vida. Testigo y actor de casi un siglo de la historia nacional, su partida golpea fuertemente a nuestra ciudad que extrañará profundamente su sabiduría acuñada en su larga vida, su compromiso, su verbo encendido, su consejo y su elegante figura de caballero de otros tiempos.
Había nacido en nuestra ciudad el 18 de noviembre de 1906, en la casa que era de sus abuelos, en diagonal 77 entre 5 y 6. Platense y del centro, vivió toda su vida en un radio de 400 metros.
Sintió una vocación política precoz, al amparo de su vecino, don Luis Monteverde, que vivía en la casa aledaña a la suya. Allí iba, cuando era casi un niño, a escuchar las voces de los políticos de entonces, que "se tornaban graves cuando nombraban a Hipólito Yrigoyen", recordó en una de los tantos diálogos que en su madurez mantuvo con nuestro diario. En esa casona conoció a muchos políticos, entre ellos al hijo de Alem y años después, en el entierro de Monteverde, a Yrigoyen, cuya figura de caudillo lo impactó enormemente.
No es extraño entonces que, al cumplir 18 años, después de hacer el trámite para obtener su libreta cívica, se afiliara al radicalismo en el comité de la sección primera, al que siempre perteneció.
Sin embargo, su primera militancia fue en el ámbito estudiantil, en aquellos tiempos una verdadera escuela política. Fue un destacado dirigente universitario, compañero de lucha de Ricardo Balbín, del que fue amigo y correligionario desde ese tiempo, figura a la que admiró y con la que compartió los valores morales que los impulsaban a librar muchas batallas políticas.
En 1929 fue presidente de la Federación Universitaria y su vicepresidente fue Oscar Alende. Con los años, ambos serían gobernadores de la Provincia. Militó en la Universidad hasta 1930, año en el que se recibió de abogado y en el que don Hipólito Yrigoyen fue derrocado por el golpe militar del 6 de setiembre.
Fueron tiempos duros. En abril de 1931 fue detenido y golpeado en un sótano. La intervención de un amigo posibilitó que lo liberaran a los tres días. Posteriormente, y en otra situación, volvió a ser privado de su libertad por razones políticas. Fue en junio de 1955 cuando fue llevado a Olmos durante varias semanas.
Ocupó innumerables cargos internos en el radicalismo, provinciales y nacionales. Recién en 1952 llegó a la Cámara de Diputados de la Provincia, "cuando ya era un veterano", aclaraba. Fue convencional constituyente en 1957, en donde fue designado vicepresidente 1º de la Convención en Santa Fe; fue elegido diputado nacional en 1958 y reelecto en 1960. En 1963, en los comicios que llevaron a Arturo Illia a la presidencia, fue elegido Gobernador de la Provincia en donde desarrolló una importante obra y aplicó una ejemplar austeridad que comenzó con sus propios gastos. Redujo la partida en dos millones de pesos. No tenía auto y cuando lo necesitaba, se lo prestaba el presidente del Banco Provincia. No vivió en la Residencia del Gobernador a la que habilitó al público como salón de exposición de pinturas y siguió caminando la ciudad, como lo había hecho siempre.
En 1966, Onganía dio el golpe militar contra el gobierno de Illia. En nuestra ciudad, Marini aguardó en la Casa de Gobierno al general Jorge Von Stecker. "Le dije que era una arbitrariedad pero que yo no contaba con fuerzas para repeler el atropello", contó a nuestro diario mucho tiempo después, cuando recordaba que "me afectó el golpe de Estado porque dejó a mitad de camino una obra que estábamos realizando. Teníamos comedores, escuelas, caminos, era una obra que continuaba. Nosotros teníamos la idea de que gobernar era servir. Yo fui gobernador y nunca tuve idea del poder". Durante el gobierno de Raúl Alfonsín fue embajador en Perú y esos años fueron los únicos que Marini se alejó de La Plata, ciudad a la que amó profundamente y a la que sirvió con profunda vocación. Tuvo una activa vida social y una pasión, además del radicalismo: Estudiantes, club al que seguía diariamente aunque en los últimos años dejó de ir a la cancha.
Se casó con Edith Alonso y hasta esa relación de amor profundo, de compañerismo y de mutuo respeto, que duró toda su vida, estuvo signada por la política. La conoció en un acto en Los Toldos, durante una gira, "porque en aquellos tiempos no había televisión ni radio y había que recorrer el país". Tuvo una hija, María Edith, que le dio 8 nietos, a los que quiso y a los que legó su ejemplo de compromiso ciudadano y de hombre de bien. Porque era un convencido de que "la política es un acto sagrado y no debe envilecerse. Si un político comete un acto deshonesto, es una culpa personal; no del partido. Pero el partido debe sancionarlo".

SECCIÓN EN CONSTRUCCIÓN 2002 -2003 - 2004

Disculpe las molestias

(C) Matías Bailone, 2003. Villa Mercedes (San Luis)

Una producción de "Ricardo Balbín Web Site"

"Radicalismo es democracia interna; fué, es y seguirá siendo lucha contra los monopolios capitalistas, contra todas las formas de privilegio; radicalismo es reforma agraria, educación popular, acción antiimperialista y reforma universitaria; es defensa y promoción de los derechos económicos de los trabajadores; es derecho de huelga y organización gremial; es salario real y asistencia social; radicalismo es justicia y libertad en todas sus expresiones; es defensa del patrimonio y soberanía nacional... "

Ricardo Balbín...

El panorama interno de la Unión Cívica Radical, después de la muerte de Ricardo Balbín (1981), y del triunfo electoral de Raúl Alfonsín (1983)

Por Eduardo Giorlandini

"En lo interno, según las opiniones de algunos dirigentes, se inició un proceso de deterioro y desdibujamiento de la democracia interna fortalecida durante la conducción de Balbín. He aquí otro testimonio, suscripto por el dirigente:
"Últimamente, cuando escribo o pronuncio la palabra correligionario, es como si me sintiera fuera de época o regresara de un viaje al pasado. Noto que el partido o los hombres del partido están confundidos. Nosotros venimos de lejos, teníamos maestros, teníamos dirigencia; era el partido que peleaba para llegar de 'canillita a campeón', y hoy, cuando llegamos, se da vuelta la taba y la pelea se transforma 'de campeón a canillita' y es en este punto que las palabras de Balbín adquieren real significado: 'Lo que sirve para llegar no sirve para mantenerse'. Entiendo que la política es dinámica. No quiero que se piense que estoy tratando de industrializar la nostalgia. Si bien es cierto que pertenecemos a un lineamiento político minoritario en el partido (el antiguo balbinismo) me resisto a ser tratado como un extraño dentro de él."
Luego de referirse al proceso de transformación de los grupos internos y la tendencia a ser absorbidos por Renovación y Cambio, aludió a la disgregación de la antigua Línea Nacional que presidiera Balbín, disgregada, con los cuadros dispersos y, en el distrito más importante, la provincia de Buenos Aires, dividida en "Línea Nacional" (García Puente) y MIN (Movimiento Integrador Nacional). Este movimiento que pasó por cinco denominaciones o nombres o siglas distintas y generalmente fue reflotado en vísperas de elecciones internas, pero como todas, con excepción del MAY (Movimiento de Afirmación Yrigoyenista, luego fundador del Movimiento de Bases Radicales), sumados a la conducción de cúspide de gobierno y partido.
Pero estas características (atomización) no fueron ajenas al mismo Movimiento de Renovación y Cambio, que, en todo el país, salvo la provincia de Córdoba, se fraccionó en dos sectores: los históricos y los coordinadores (o Renovación y Cambio propiamente dicho y Junta Coordinadora Nacional). Empero, un signo inevitable o necesario para muchos ilustra de los permanentes acuerdos y alianzas electorales internas, en un infinito caleidoscopio, según lugares y según intereses o negociaciones del momento para la cobertura de contingencias efímeras. En ese mismo testimonio citado, leemos:
'a los que de alguna manera se nos llama 'balbinistas', o 'balbinaje', con mucho desprecio, nos toca asumir el compromiso de formalizar alianzas, para ayudar a recomponer los cuadros partidarios y evitar mayores desviaciones de las que estamos padeciendo.
Para los soberbios que pontifican parados en la loma o tembladeral de su ineptitud, 'Revolución del '90, Alem, Irigoyen ya no tienen cabida'. Seamos nosotros y los que piensan como nosotros, los custodios de la doctrina y de la ética radical. Debemos y queremos convertirnos en los transformadores de un mundo nuevo, pero con los valores de siempre. Siempre tuvimos el orgullo de pertenecer al mejor partido político argentino y con proyección americana, y hoy nos tenemos que conformar con pertenecer al menos malo. Todas estas cosas bullen en mi cabeza, pero no puedo ser otra cosa más que radical. "
Sin embargo, el tiempo esclarece; con el tiempo se obtiene la evaluación objetiva y los resultados son observados con calma y ecuanimidad. Además: ¿será posible gobernar sin pecado?
¿Escondemos los seres humanos ambivalentes sentimientos? ¿Amor y odio a la vez, dejando que el péndulo funcione naturalmente? ¿Sin equilibrios posibles donde la reflexión marque definiciones y la estabilidad del carácter en las relaciones humanas? ¿No es nuestro espíritu una dinámica estructura en la que sus partes prevalecen según diversos factores? ¿Misterios del alma humana, como el rostro que mira el espejo destrozado? ¿País joven, gente joven, que requiere mayores aprendizajes y enseñanzas, cuando no experiencias? ¿Deben las virtudes ser aprendidas? ¿ Y el amor? ¿ Y la praxis de la solidaridad, la tolerancia y la humildad? ¿ Y la memoria?
Debemos acordarnos de nuestros muertos virtuosos. ¡Que sus vidas y sus tumbas sean ejemplos! Vale recordar sus pensamientos y sus calidades y merecimientos. Más vale responder con la conducta ante la ejemplaridad y mérito. Es el mejor homenaje. Empero, bienvenidos sean también los testimonios y las ofrendas, en todo tiempo, si realmente existe la conciencia del sentido espiritual y el compromiso. Balbín recibió homenajes, pero además los merecía, y también honores en plenitud de méritos. Más todavía fueron después de su muerte. De ellos hemos hablado. Ahora el Congreso de la Nación dispuso erigirle un monumento y vuelven a restallar los versos que Betinotti dedicara a Alem:
"Quizás el pueblo mañana por un agradecimiento
le levante un monumento en prueba de gratitud."
¿Y el radicalismo? Así es la historia. La de las cosas humanas. Ni los hombres en sentido genérico ni los dirigentes de la sociedad en particular son superhombres. No les es exigible ninguna condición sobrenatural. No hay dioses ni recambio de dioses, en política. Y es mejor que los líderes sean humanos, tengan los defectos y las virtudes comunes. Solamente así podrán interpretar al pueblo. Sólo de este modo conocerán el drama humano, la alegría y el dolor, la paz y el conflicto, los bienes y los males, el agravio y la injusticia.
Entonces el radicalismo ha seguido el itinerario, a veces culebreado, de la historia. En las cosas humanas no se puede trazar una línea recta, absoluta, ni el tiempo es lineal. Pero, entre grandezas y miserias, entre deslices y aciertos, entre lo hacedero y lo impracticable, el radicalismo es como el grano de mostaza del Evangelio, no pierde su poder para brotar nuevamente y crecer al impulso de las grandes corrientes populares de la sociedad argentina, de los mejores sueños, las entrañables querencias y las ciertas esperanzas.
Balbín vivió en la adversidad. Dios quiso que no viera otras, las que causan la muerte de los seres queridos, la más patética y dolorosa. Lía, su esposa, sobrevivió a Balbín. También ella continuó el derrotero de la adversidad. Después del deceso de Balbín murió su hijo Enrique. Y a poco andar Osvaldo, el otro hijo, dirigente radical en la provincia de Buenos Aires, tan afín con don Ricardo en el pensamiento y en el sentido de la acción política. Los dos amaron y respetaron a su padre, profundamente. Enrique Balbín falleció el 5 de julio de 1983. Osvaldo Balbín, el 12 de diciembre de 1986. Los dos se habían sentido amigos de don Ricardo, de quien aprendieron conducta moral, honestidad y trabajo, y, en el campo político, como lo recordara Osvaldo, solamente tres cosas: convicción en los ideales, lealtad al partido y confianza en los dirigentes. Otra vez, como siempre, al decir de don Ricardo: "La consigna es bregar, en eso estamos"."

Fragmento del libro "Ricardo Balbin, el Radicalismo y la República", del Dr. Eduardo Giorlandini, editado por la H. Cámara de Diputados de la Nación Argentina, en Diciembre de 2001. Con prólogo del Presidente del mentado cuerpo legislativo, Rafael Pascual.

Revolución Libertadora

PROFESION DE FE DOCTRINARIA

"La profesión de fe doctrinaria es el credo político centenario del radicalismo, expresando su contenido filosófico que le otorga permanencia como requisitoria transformadora, nutre los imperativos éticos, los grandes principios que inspiran su ideología, orientan su conducta ciudadana y guían su accionar político. Las Bases de Acción Política señalan las grandes direcciones de la Acción Política de la Unión Cívica Radical\". jueves 3 de mayo de 2001.

El Radicalismo es la corriente histórica de la mancipación del pueblo argentino, de la autentica realización de su vida plena en el cultivos de los bienes morales y en la profesión de los grandes ideales surgidos de su entraña. Hunde sus raíces políticas en lo histórico de la nacionalidad y constituye una requisitoria contra toda filosofía material de la vida humana y del destino de la Nación en el mundo. Así el Radicalismo se identifica con las más nobles aspiraciones de los pueblos hermanos y lo argentino se articula y adquiere sentido esencial en la lucha emancipadora sudamericana y en el anhelo universal por la libertad del hombre. Desde el fondo de nuestra historia, trae el Radicalismo su filiación, que es la del pueblo en su larga lucha para conquistar su personería. En la tradicional contienda que nutre la historia argentina, el Radicalismo es la corriente orgánica y social de lo popular, del federalismo y de la libertad, apegada al suelo e intérprete de nuestra autenticidad emocional y humana, reivindicatoria de las bases morales de la nacionalidad; es el pueblo mismo en su gesta para constituirse como Nación dueña de su patrimonio y de su espíritu. Por lo tanto, la Unión Cívica Radical no es un simple partido, no es una parcialidad que lucha en su beneficio, ni una composición de lugar para tomar asiento en los gobiernos, sino el mandato patriótico de nuestra nativa solidaridad nacional y la intransigencia con que debe ser cumplido el sentimiento Radical indeclinable de la dignidad cívica argentina. Esa es la razón por la que el Radicalismo es una concepción de la vida, de la vida toda del pueblo, y la Revolución Radical al plantearse partiendo del hombre y de su libertad, hace de la política una creación ética, invisible en lo nacional e internacional, que abarca todos los aspectos que al hombre se refieren, desde el religioso hasta el económico. Por eso el radicalismo no se divide según las parcialidades de clases, de razas ni de oficios, sino que atiende al hombre como hombre, con dignidad, como ser sagrado. Por eso para el Radicalismo los fines son inalterables: los de la libertad y los de la democracia para la integración del hombre, así como pueden ser variables los medios porque son instrumentos, y variables son las condiciones sociales de la realización nacional. En el proceso transformador que vive el mundo, transfórmase también el Estado, pero el Radicalismo, centrado en su preocupación por el hombre, no puede invertir los fines del Estado, cuyo intervencionismo sólo puede referirse a la administración de las cosas y a los derechos patrimoniales, y no a los derechos del espíritu, morada de la libertad humana. El mundo entero sufre de un mal profundo proveniente de no adecuar las posibilidades materiales a fines de emancipación del hombre. El Radicalismo cree que sólo una cruzada de honda pulsación humana por la liberación del hombre contra todas las formas degradantes del imperialismo y del absolutismo en todos sus aspectos, podrá salvar al hombre en su grave crisis; así como renueva su fe en el destino de los pueblos de nuestra grande hermandad continental, unidos en su libre soberanía, y luchando por conquistar, junto con los instrumentos de la liberación política, el sistema de garantías sociales, contra todos los privilegios económicos que ahogan la libertad y niegan la justicia.

Leandro Alem